Por / Cesarin Leonardo Febles M.A.

La República Dominicana, como una nación democrática, enfrenta desafíos significativos en su sistema político, especialmente en lo que respecta a la representaciones legislativas. En los últimos años, hemos sido testigos de escándalos de corrupción, acusaciones y apresamientos fuera del país de legisladores, la falta de ética que han socavado la confianza del pueblo en sus representantes y han debilitado la integridad de nuestras instituciones. Es hora de reconocer y abordar la imperante necesidad de contar con una representación legislativa ética y honesta en el Congreso, para restaurar la confianza de la ciudadanía y fortalecer nuestra democracia.

La ética como base fundamental:

La ética debe ser el cimiento sobre el cual se construye la labor de los senadores y diputados en el Congreso de la República Dominicana. Los legisladores deben comprender que su función no se limita a ejercer el poder político, sino que tienen la responsabilidad de servir al pueblo y abogar por el bienestar de la nación. La ética en la representación legislativa implica actuar con integridad, transparencia y responsabilidad, promoviendo el interés general sobre los intereses personales o partidistas.

Es crucial establecer una cultura ética que prohíba la corrupción, el nepotismo y cualquier otra forma de práctica inadecuada en el ejercicio del poder. Los senadores y diputados deben rendir cuentas ante el pueblo dominicano y promover la participación ciudadana en la toma de decisiones legislativas. La ética en la representación legislativa implica actuar con responsabilidad y justicia, tomando decisiones basadas en el bienestar colectivo y en el respeto a los derechos de todos los ciudadanos.

La honestidad como pilar para la confianza:

La honestidad es un pilar esencial para restaurar la confianza en la representación legislativa en el Congreso de la República Dominicana. Los ciudadanos deben tener la certeza de que sus representantes actúan con honestidad en todas las áreas de su trabajo legislativo. Esto implica evitar el uso indebido de los recursos públicos, rechazar sobornos y prebendas, y ser transparentes en sus declaraciones patrimoniales y financieras.

La honestidad implica ser sincero y veraz en la comunicación con la ciudadanía, evitando las promesas vacías y la manipulación política. Los senadores y diputados deben ser ejemplo de integridad y comportamiento ético, trabajando en beneficio del país y no en beneficio personal o de grupos de interés. Solo a través de la honestidad en la representación legislativa podremos reconstruir la confianza ciudadana y revitalizar nuestra democracia.

El llamado a la accion:

La República Dominicana se encuentra en un momento crucial de su historia, en el que se requiere un cambio significativo en la representación legislativa. Es necesario que los ciudadanos exijan a sus representantes que actúen con ética y honestidad, y que los partidos políticos seleccionen candidatos con un claro compromiso de servir al país y poner los intereses de la nación por encima de los individuales.

Si los partidos políticos no depuran y limitan a los aspirantes, si la Junta Central Electoral como órgano rector los deja pasar, es responsabilidad de todos los dominicanos, de los votantes, elegir bien tanto en los partidos como en las elecciones participar activamente en el proceso democrático, informándose sobre las trayectorias y propuestas de los candidatos y ejerciendo su derecho al voto de manera consciente. Además, es fundamental que se implementen mecanismos efectivos de supervisión y control para garantizar la rendición de cuentas y prevenir la corrupción.

Concluyó este artículo destacando la necesidad de contar con una representación legislativa ética y honesta en el Congreso de la República Dominicana, es crucial para fortalecer nuestra democracia y restaurar la confianza ciudadana en las instituciones. Los senadores y diputados deben asumir su responsabilidad con integridad, transparencia y honestidad, priorizando el bienestar de la nación por encima de los intereses personales o partidistas. Solo a través de una representación legislativa ética y honesta podremos construir un futuro próspero y justo para todos los dominicanos.