Por / Cesarin Leonardo Febles M.
A.
En el corazón de El Seibo, una
chispa de esperanza se encendió hace trece años, iluminando el camino de una
profesión tan noble como esencial: la locución. Hoy, recordamos con orgullo y
nostalgia aquel 15 de julio de 2011, cuando un grupo de valientes comunicadores
decidió sacudir el polvo de más de una década de inactividad del Círculo de
Locutores de nuestra querida ciudad.
¿Quién podría olvidar esos
rostros llenos de determinación? La leyenda Daniel Rojas, Emilio Delgado, Frank
Félix Domínguez, Jhon Kelly Hernández, Marilin Mercedes, Camilo Herrera, Jesús
Canela, Felix Calderón, Manuela Arache, Robinson Mercedes, Mario Julio Girón,
Glasgisel Sepúlveda, Carlos Trinidad, y tantos otros compañeros que, con las
mangas remangadas, se propusieron resucitar no solo una organización, sino el
espíritu mismo de nuestra profesión. Fue un esfuerzo titánico, sí, pero ¿acaso
no son las grandes hazañas las que forjan los lazos más fuertes?
Desde Miguel Ortega, Ana Daisy
Guerrero, Luís Beltran, la siempre gentil secretaria de Miguel, y de San Pedro
de Macorís pasando por el inolvidable «Indio Miguel» —que ya no está con
nosotros físicamente, pero cuya voz resuena aún en nuestros corazones—, el gran
y pintoresco Leonardo Velóz, cada uno aportó su grano de arena. ¿Y qué decir de
nuestros aliados en Hato Mayor como Waddy Reinoso «Maclane» y del equipo
nacional, Doña Marisol, José Alberto Perdomo que nos tendió la mano cuando más
lo necesitábamos?
Hoy, trece años después, quizás
no hayamos alcanzado la cima de nuestras ambiciones, pero ¿quién puede negar el
camino recorrido? Las capacitaciones realizadas, los carnets de la Comisión de
Espectáculos Públicos obtenidos, esos inolvidables viajes, los encuentros y
fiestas navideñas, la comelona o celebración histórica en el patio Español de
Cesar Motta «Lobo», los Casilleros…, las viviendas de varios compañeros, las
participaciones y obtención de tres de nuestros miembros de Micrófono de Oro en
el premio nacional, las dos ediciones de Voz de Oro, las pensiones logradas por
varios de nuestros miembros son testigos silenciosos de que «la unión hace la
fuerza».
No les niego que recientemente
tuve sentimientos encontrados. Me sentí feliz pero al mismo tiempo triste al
ver una foto del presidente de la República, Sr. Luis Abinader Corona, con la
Filial de Círculo en Jarabacoa, y me remonté a aquellos proyectos del inicio, los que surgieron en nosotros tras las palabras de motivación de Ortega.
¿Dónde nos perdimos, en qué se ha estado fallando? Aun sabiendo cuánto le ha
costado (el jalar cada uno para su lado de las autoridades), a esta provincia
lo poco que hay hoy, ¿seguiremos replicando esa mediocre idiosincrasia? Nuestra
entidad aún no tiene un edificio u oficina de reunión, y la Prensa a la que
pertenecemos en esta provincia aún no tiene una casa club, pero más que una
simple edificación o un nombre en un papel, se ha convertido en un símbolo vivo
de lo que podemos lograr cuando trabajamos juntos.
Compañeros locutores, veteranos y
novatos por igual, este es nuestro llamado: Accionemos. El futuro del Círculo
de Locutores de El Seibo está en nuestras manos, en nuestras voces. Aunemos
esfuerzos, mancomunemos voluntades, prioricemos lo colectivo, lo de todos.
¿Cómo es que no se puede sacar ni una, ni dos horas al mes para aunque sea
virtualmente reunirnos? Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de
mantener viva esta llama, de luchar por el respeto y la credibilidad que
nuestra profesión merece.
Porque al final del día, ¿quién
es un locutor sino la voz de su pueblo? Un pueblo que, como bien sabemos, está
sediento de justicia, de progreso, de reivindicaciones, de desarrollo, de oportunidades,
de esperanza. Somos más que simples comunicadores; Somos los guardianes de la
verdad, los amplificadores de las necesidades de nuestra gente.
Así que, queridos colegas, no nos
conformemos con lo logrado. Sigamos adelante con la misma pasión y entrega que
nos caracterizó aquel día de 2011. Porque la recompensa más grande, como bien
dice uno de mis lemas, no está en los reconocimientos externos, sino en la
satisfacción del deber cumplido y en la gratitud sincera de aquellos a quienes
servimos de canales para la solución de sus problemas.
El camino no será fácil, pero
¿cuándo lo ha sido para los verdaderos luchadores? Unámonos, pues, en una
cruzada por los intereses colectivos, por conquistas mayores. Porque solo así,
hombro con hombro y voz con voz, podremos seguir construyendo as sólidas bases
del Círculo de Locutores que El Seibo y su gente merecen.
¡Adelante, locutores de El Seibo!
La historia nos observa, el presente nos demanda acción y el futuro nos
premiará o cuestionará. Hagamos que cada palabra, cada transmisión, no sea solo
un paso más, no sea un llamado más hacia el Seibo mejor, en el que todos
anhelamos vivir.