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sábado, 26 de enero de 2013

Gloria a Dios por Juan Pablo Duate

Editorial El Caribe
Hoy la dominicanidad está de fiesta: hace 200 años nació Juan Pablo Duarte y Diez, el hombre que vivió y murió para legarnos el más hermoso de sus sueños, una nación libre, independiente, humana, guiada por la profunda sabiduría que encierra la expresión “Dios, Patria, Libertad”. La vida de Duarte es un manantial inagotable de enseñanza. Conocer su pensamiento es conocer el alma del más puro e ilustre de los dominicanos. Duarte nació y creció en una época en que el país rondaba apenas los 100 mil habitantes, mientras el viejo continente era sacudido por movimientos sociales, políticos y literarios que definirían el rumbo de la humanidad. El patricio tuvo la oportunidad, siendo apenas un jovencito, de conocer Nueva York, España, Francia, Inglaterra, y pronto asimiló el espíritu de libertad predominante en esos pueblos. Y con el fuego con que se templa el acero, Duarte fue forjando la patria que soñaba. Su pecho anidaba el más inquebrantable de los espíritus. Los esbozos que se han podido rescatar de su proyecto de Constitución, las cartas a sus compañeros de lucha, sus ideas recogidas en el ideario, revelan a un Juan Pablo Duarte dueño de una visión política y arquitecto de un proyecto de nación que trasciende a nuestros días. Cuando al fin, el 27 de febrero se proclama la independencia y su sueño se hace realidad, no exigió reconocimiento alguno. Muchos eventos se han sucedido y no han sido pocos los avatares que desde entonces ha enfrentado la patria que forjó. A veces, pareciera que la patria le ha pagado mal, pero siempre, buenos dominicanos se levantan para honrar su legado y ofrendar sus vidas en defensa de su más grande obra. Juan Pablo Duarte no murió el 15 de julio de 1876. No, ese día en Caracas, Venezuela, su espíritu se elevó a la inmortalidad. El destino quiso que fuese en esa nación, a la que hemos seguido tan vinculados. Celebrar su nacimiento es honrar sus ideas, y no dejar morir su sueño, por los siglos de los siglos. Gloria eterna a su memoria.

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